Los pesticidas más comúnmente utilizados en la producción de arándanos en América Latina incluyen una variedad de insecticidas y fungicidas. Entre los más frecuentes están:
Phosmet y malathion: Estos son insecticidas organofosforados utilizados ampliamente para controlar insectos. Son conocidos por su toxicidad, especialmente en el sistema nervioso humano.
Boscalid: Un fungicida que se ha encontrado en una alta proporción de muestras de arándanos y que la EPA ha clasificado como potencialmente cancerígeno.
Acetamiprid y imidacloprid: Insecticidas neonicotinoides que han mostrado tener efectos adversos en el sistema nervioso en desarrollo.
Cypermethrin y bifenthrin: Insecticidas piretroides utilizados para reemplazar pesticidas más tóxicos, pero recientes estudios sugieren que también pueden afectar el neurodesarrollo y el crecimiento de los niños.
Cyprodinil y azoxystrobin: Fungicidas que se encuentran con mayor frecuencia y que podrían tener efectos
negativos en la salud, aunque no han sido estudiados adecuadamente.
Fludioxonil: Un fungicida que también se ha encontrado en arándanos con una frecuencia creciente y que puede afectar el desarrollo fetal y la actividad hormonal.